La calle del olvido conduce al mar
blancos edificios brillan a una y otra orilla
barcos obstinados en arrojar el ancla
Rua Augusta
el agua deja de ser piedra esculpida en tiempo
se desnudan las estatuas
bajo el bronce y el aire
el corazón de ayer se hace latido
fruta que madura a lentitudes
quemadura en los ojos al contemplar
lo habituado a ser fantasma
Lisboa
Antonio Sustaita
Saturday, December 16, 2006
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