El -En el vuelo de tu desnudez mis alas te acarician.
Vuelo de ti hacia ti: eres la rama, el nido, el aire. También nado
en ti. Soy tu corazón en explosiones de pez. Nado a latidos en tu miedo, tu desesperación, y tu sorpresa. Corriente arriba,
remontándote, mi sangre inunda tu corazón.
Ella –Tu caricia abre en mi cuerpo puertas que desconocía. Yo
estaba en tu mano y al acariciarme me devolviste.
El –Escucha la oscuridad: nuestros cuerpos bailan en la sombra del silencio. La uña de un dios araña el corazón de la noche. Escucho su gemido: a la noche le duele la luna.
Ella –A mí también me duele el corazón. Me duele cuando no tienes corazón en tu pecho. Grita mi sangre si no lates en mí.
El –Tu corazón es un animal atemorizado que se oculta en el
Bosque: yo soy el bosque.
Ella –Dame a beber tus palabras, estoy sedienta. Háblame a los
labios como si lo hicieras a los ojos. Recibe mi temblor en tus
brazos. Temo que nuestros cuerpos desaparezcan.
Sus voces van haciéndose cada vez más apagadas, más tenues,
La luz se torna oscuridad en el bosque hasta escucharse tan solo el latido de las hojas en los árboles.
Antonio Sustaita
Thursday, December 14, 2006
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